El fin de semana le eché un vistazo a las exposiciones que se nos recomendaron en clase. La primera de ellas, de la pareja de artistas Botto e Bruno llama la atención por su originalidad. Entras en la sala blanca, y de repente te ves envuelto por la obra, una larga tira compuesta de dibujos, montajes de fotos y marcos con la que se intenta reflexionar sobre las condiciones de los lugares más marginados. Creo que el hecho de haber elegido montar la exposición a base de fragmentos es bastante acertado para su intención. En cualquier caso, la visión de la tira horizontal que rodea la sala, resaltada por ese fondo blanco, es tan bonita vista desde la entrada como cuando te acercas a ella y comienzas a leerla. Realmente, en muchas partes sentía que te podías meter dentro de esos barrios decadentes.
A pocos metros estaba otra pequeña exposición, en este caso de la artista Jessica Stockholder. Detrás de una misma idea, aunque con un estilo totalmente distinto al anterior, no me llegó a convencer demasiado. Personalmente, creo que queda algo eclipsada por la exposición de Botto e Bruno. La utilización de esos colores chillones (con los que eso sí, consigue llamar la atención) me parece que resaltan demasiado sobre esa idea de recomponer...
#...a base de retazos.