jueves, 23 de febrero de 2012

ARCO

Supongo que es normal encontrar dificultades a la hora de elegir solo diez obras de entre la cantidad enorme que se expone en ARCO. En cualquier caso, aquí va mi pequeña selección y visión de la misma.







Bonita serie que juega con los tonos sepias y blancos y negros, lo cual le confiere a las imágenes un efecto especial y un aspecto más solemne. Estas tonalidades aplicadas a esta temática de paisaje me transmiten una sensación de soledad, acusada seguramente por el tipo de encuadre utilizado. Las ramas de los árboles en primer plano te hacen sentir en cierto modo que formas parte de la escena, que eres el protagonista que se asoma de entre las ramas para observar este paisaje desamparado. Las manchas o destellos blancos le confieren a las imágenes un aspecto casi irreal y fantasioso.





Enfrascados.
Diferente manera de ver, y de coleccionar, el arte. Esta obra hace plantearme dos cuestiones distintas.
¿Por qué no empezar a ver la realidad desde distintos puntos de vista?
¿No es una bonita y original manera de almacenar recuerdos?





Me llamó bastante la atención cómo se aprecia tan claramente las relaciones espaciales en esta imagen arquitectónica. Un pequeño ejemplo de lo que son capaces los planos de luz y sombra.





Son curiosas las composiciones que se pueden llegar a hacer a partir de un elemento tan común como es la silla. Esta obra incita en cierto modo a repararen lo que nos rodea y a explorar sus múltiples posibilidades. La composición muestra en su conjunto un extraño equilibrio conseguido por el encaje de las formas del elemento. Los tonos por su parte contribuyen a conseguir una imagen neutra, sobria, pero elegante.





Una especie de papiroflexia a gran escala a bases de multitud de cartulinas plegadas y pegadas unas junto a otras. Es inevitable acordarse de las maquetas de cartón pluma del cuatrimestre pasado, su triangulación y sus plegaduras.





 


¡Qué mareo! ¿Cómo es posible que con el juego de simples geometrías se pueda lograr tal efecto?





Darle la vuelta a la silla y descubrir que está esposada. Cosas que jamás pensé que vería. 
En cualquier caso, creo que eso era precisamente lo que pretendía el autor: que al darle la vuelta a la obra se siguieran descubriendo cosas nuevas, rompiendo de este modo con el punto de vista único.





Lo esencial está en la sencillez. Si estas pequeñas piezas nos funcionan bien, si no se ensamblan perfectamente unas con otras...¿qué sería del aparato al que dan vida? Es importante empezar a prestar atención a los pequeños detalles del día a día.





Con un simple elemento, un marco, y una simple forma rectangular, se consigue crear un espacio a pesar de que el elemento se encuentra hueco y no se trata de un plano en el estricto sentido de la palabra. Los colores puros contrastan entre sí, además de conferirle tensión a la composición. Dicha sensación de tensión se ve aumentada por la colocación de una serie barras diagonales, las cuales además crean una sensación de inestabilidad.





Es increíble lo que hace un brochazo de pintura blanca en un lienzo. El cuadro pasa a llenarse de vida y luminosidad. ¿Es posible que empecemos a ver espacio en él?






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